DIVAGACIONES...
La luna que reflejó en su luz los sueños de mi infancia, se convierte en
el cristal que opaca las ilusiones de mi edad.
Hoy; el tiempo se vuelve árido, la memoria sólo funciona para arrastrar
la melancolía.
Nada pierdo, porque lo tuve todo.
No estoy solo, porque siempre viví en la soledad.
No tengo rencor, porque nunca me ofendieron.
No conozco el miedo, porque siempre le temo a Dios.
Nunca esperé nada, porque siempre la felicidad brotó de mi interior.
Nunca quise ir, por eso nunca ambicioné regresar.
No sumo los años, solo acumulo los momentos que le permiten a la vida
reencontrarse con ella misma.
No fui un asalariado, porque siempre trabajé para mí.
No defino la vejez, porque sería ponerle fin a los años.
*
Mujer, no busques un hombre que limite tus retos.
Busca uno que rete tus límites.
Mujer, no busques un hombre para que te acompañe...
Busca uno para que esté a tu lado.
Mujer, no busques un hombre para que te eleve...
Busca uno que esté a tu altura.
Mujer no busque un hombre que te quiera...
Busca uno que te comprenda.
Mujer, no busques un hombre para que te haga cambiar.
Busca uno que se quiera transformar.
Mujer, no busques un hombre para que te pinte el futuro...
Busca uno que te deje dibujar tu propio destino.
Mujer, no busques un hombre para que te haga sentir perfecta...
Busca uno que te haga sentir real.
Mujer, no busques un hombre para que te haga sentir hermosa...
Busca uno que te considere bella.
Mujer, no busques un hombre con la fortaleza de una roca.
Busca uno con la ternura de una rosa.
Madre
uno año más de haber venido al mundo.
No
recuerdo cuantos de ausencia, porque nunca te has ido.
-En esa
tumba…
Allí no
se encuentra nada.
Tu alma
voló hacía el infinito mundo donde converge el silencio.
Tu
cuerpo, desapareció en una lápida sombría ante la claridad de la noche.
Pero aun
así...
Sigue en
mi camino la presencia de tu imagen que muchos llaman recuerdo.
Me he
creado la idea de un paraíso, adornado con palabras que los ángeles te
expresan con dulzura.
El mar le colocó el
nombre de océano.
La hoja le colocó el nombre de árbol.
La nada le colocó el nombre de tierra.
La ternura le colocó el nombre de amor.
Dios le colocó el nombre de hijo.
La fe le colocó el nombre de religión.
La materia le colocó el nombre de ser.
La paciencia le colocó el nombre de sabiduría.
La Madre al ver que estaba completo, observó que le faltaba el nombre.
Si el
olvido hablara,
el
recuerdo no necesitara
de
lágrimas.
*
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