VIDA Y OBRAS LITERARIAS
En la antigua calle del volcán, hoy carrera 2 , de la ciudad de Santa fe de Bogotá, se encuentra la pequeña construcción de una placa distinguida en la puerta de entrada con el numero12-14, en cuya fachada puede verse una sencilla placa que ostenta esta leyenda:
“En esta casa nació el 23 de junio de 1860 José María Vargas Vila autor de Aura o las violetas”
PARTIDA DE BAUTISMO
Libro: 66
Pagina: 149
Número: ---
“En la iglesia de san Carlos, de la parroquia de la catedral de Santa Fe de Bogota, a veintinueve de julio de mil ochocientos sesenta, yo el cura rector más antiguo bautizó solemnemente a un niño que nació el veintitrés del próximo pasado, y le puse por nombre José María de la Concepción Apolinar, hijo legítimo de los señores José Maria Vargas Vila y Elvira Bonilla. Abuelos paternos: los señores Francisco Vargas y Antonina Vila; maternos: Los señores Fernando Bonilla y Rosalía Matiz. Padrinos: los señores doctor Eugenio PiesChacón y Pesidia Vernaza, quienes saben sus deberes. Doy fe, Pedro Durán”. Copia. Bogotá, diciembre 14 de 1959. El cura de la catedral, (Fdo) Bernardo Sanz de Santamaría.
MUERTE DE JOSE MARIA VARGAS VILA
Murió en su apartamento de la calle Salmerón, en Barcelona, el 23 de mayo de 1933, a las 11 y 45 minutos de la mañana. Tenia 73 años de edad.
Conforme a sus últimos deseos, sólo concurrieron a sus exequias su leal secretario Ramón Palacio Viso y la señora de éste de nacionalidad cubana.
Dispuso también que no se hiciera publico su fallecimiento sino dos días después de ocurrido; por ese motivo los diarios de América publicaron la noticia el 25 DE MAYO.
De su ultima voluntad, solamente conocemos el codicilio que termina:
“Cuando yo muera, poned mi cuerpo desnudo, como a la tierra vino;
“en una caja de madera de pino;
“sin barniz, sin forros, sin adornos vanos de necia ostentación;
“poned mi pluma entre mis manos;
“y, el retrato de mi madre sobre mi corazón;
“y, como epitafio, grabad únicamente esto:
“VARGAS VILA”.
“Cuando estoy más desesperadamente triste quiero más tenazmente a mi madre... Ella ha sido la musa de todas mis tristezas. Fue en sus ojos que ví por primera vez la tristeza; fue en su rostro que vi por primera vez el dolor...” DIARIO SECRETO
LA EPOCA DE SU NACIMIENTO.
Las pasiones políticas no dan tregua, y motejados de rojos y de godos se aniquilan con ferocidad: los unos en nombre de la religión y del orden; los otros en nombre de la razón y del derecho.
¡Colombia es una charca de sangre fraticida¡
Cuando el fragor de la contienda es más denso, una joven madre, en una casa del barrio de la candelaria de Bogotá alumbra un niño flacucho, débil, nervioso, en su gestación se han reflejado todos los avatares de las circunstancias y los azares de la guerra.
!Ha nacido Vargas Vila¡
El padre, el general José María Vargas Vila, no esta presente: hace parte del Estado Mayor del Director Supremo de la guerra, Tomás Cipriano de Mosquera.
No conocerá a su cuarto hijo hasta el año siguiente, cuando el 18 de julio entran los rebeldes triunfantes a Bogota.
Al mayor, Antonio, le siguen sus hermanas Ana Julia y Concepción.
En el 62 nacerá José Ignacio, el menor y el último de los hijos.
EL APELLIDO VARGAS VILA
TAL VEZ POR FERVOROSO RESPETO A LA MEMORIA DEL PADRE, EL PRESTIGIOSO GENERAL JOSÉ MARIA VARGAS VILA, LOS CINCO HUERFANOS ADOPTARON ESTOS DOS APELLIDOS, PRESCINDIENDO DEL MATERNO BONILLA.
La infancia de Vargas Vila fue de orfandad; cuenta solo cuatro años cuando muere su padre en Funza, en donde se había radicado su familia.
Doña Elvira Bonilla, su madre, queda viuda con cinco hijos, el mayor cuenta diez años, el menor apenas ha cumplido dos.
La viuda regresa a Bogotá donde tiene parientes que le ayudan; la escasa pensión que le asignan como viuda de militar es un guarismo muy exiguo.
En 1880 llega Núñez a la presidencia y Vargas Vila va como maestro de escuela a Ibagué, de donde pasa a Guasca y de esta a Anolaima.
Regresa a Bogota donde se hace amigo de José Asunción Silva, de Juan de Dios Uribe y Antonio José Restrepo, quienes ya hacen oír su voz en las lides del periodismo y las luchas políticas del parlamento.
Labora como profesor en el “Liceo de la Infancia” que regenta en el antiguo convento de “Las aguas” el presbítero Tomás Escobar .
Adviene el sonado incidente entre el presbítero Escobar y Vargas Vila, lo que origina su expulsión.
Vargas Vila abandona la capital, radicándose en Tunja brevemente, de donde va a Villa de Leiva como maestro de escuela.
José María Vargas Vila vivió en Villa de Leiva como huésped de esta casa, que entonces era el Hotel de doña Emperatriz Roncancio, alrededor de 1884.
Al escribir la novela romántica Aura o las Violetas utilizó como protagonista a la dueña del hotel, detalle que no le hizo ninguna gracia a su esposo Juan Francisco Retiz.
Durante su estadía aquí ejerció el magisterio de la escuela pública y sus discípulos siempre recordaron la dura disciplina que ejercía y la férula con la que los castigaba bajo el precepto "la letra con sangre entra".
Vargas Vila escribió en esta casa sus obras "El maestro de escuela" y "Aura o las violetas".
Allí le sorprende la revolución del 85, enrolándose en las fuerzas del general Daniel Hernández y hace la campaña de la costa.
Sofocada la revolución se oculta en los llanos, en el hato del general Gabriel Vargas santos, del cual escribiría en “Horario Reflexivo”
“ Fue la suya la ultima mano amiga, que estreché, bajo la maravilla insolente de las selvas, cuando emprendí mi senda abierta de vencido, ardida por los sueños de mi orgullo;
... y fue preciso partir... Y, partí... Partí, para el periplo de luchas y de angustias, que la muerte tarda tanto en terminar”.
Luego marchó al exilio a Venezuela. Por su actitud crítica, el Presidente de Colombia en esa época, Rafael Wenceslao Núñez Moledo, puso precio a su cabeza.
VARGAS VILA COMO ESCRITOR
Escribió narraciones, novelas, relatos de viaje, obras de teatro, notas de historia y de estética, conferencias, artículos de crítica y ensayos políticos. En todos ellos campea el amor por la libertad y la pasión por la justicia social.
EN LOS DIVINOS Y LOS HUMANOS ESCRIBE EN EL PREFACIO.
Es bello pensar en la Muerte cuando se ha agotado todo lo que hay de bello en los jardines de la Vida”.“... esperando la hora de caer vencido por el único arquero al cual le puede ser concedida esa victoria: la Muerte”.“... es desde él; desde ese jardín poblado de Silencios, que ofrezco al Mundo este libro, nacido hace ya tantos años, en las praderas del Tumulto; él seguirá la Vida que a mí comienza a faltarme...”
VARGAS VILA POETICO.
Un mensajero
(SONETO)
Nunca olvidaré que fue él,
Ezequiel Cuartas Madrid.
El que sin ningún ardid,
me dio la noticia cruel;
Temblaba el vaso de hiel,
en manos de ese adalid,
valioso como el Cid
y bello como luzbel.
Al verme llorar lloraba,
me abrazo en la hora sin luz,
con su bella alma divina.
Y sobre el se proyectaba,
la silueta de la cruz
con su bella alma de espina...
En Ibagué donde ejerce el magisterio por primera vez se enamora de una dama. Por su complexión delgaducho sus discípulos le motejen de “el zancudo”
Décima contra la presumidilla enamorada.
Cuadrada como un sargento,
mirada ardiente y bellaca,
de sonrisa afrodisíaca,
y, por raza, sin talento;
en su brusco movimiento
y en su manera de actriz,
manifiesta la infeliz
que le gusta el casamiento,
pero tiene impedimento,
pues le huele la nariz.
