miércoles, 4 de mayo de 2011

EL MAÑANA DE LA VIDA



I

La brisa encantadora,
de una adolescencia bendita,
recuerda esa edad bonita,
que el tiempo hoy descolora.
Ya los rayos de la aurora,
no alumbran la oscuridad,
ni en la adversidad
el llanto sirve de consuelo,
tampoco el azul del cielo
refleja la inmensidad.

II
Acaricia la inocencia,
el mañana de la vida,
pero luego en su partida,
huellas es su existencia.
Los recuerdos son presencia,
marcando épocas y horas;
También viene y se llora
con gran desesperación;
Cuando en el corazón,
su rosa se desflora.

III
Despunta la cabellera,
con hilos color plateado,
que eran negros y rizados,
en esa edad primera.
El follaje de primavera,
que lucia flores abiertas,
tiene coloración incierta
y aroma desfallecida;
se vive solo la vida
al lado de ilusiones muertas.

IV
En esa época dorada,
también se pone presente;
Un corazón inocente,
como un niño y su mirada.
Aparece la mujer amada,
tejiendo el primer amor,
que como un resplandor,
calienta unos sentimientos,
gravando en el pensamiento
los pétalos de esa flor.


V

Durante la adolescencia,
se mira en lontananza,
manteniendo la esperanza,
en medio de una ausencia.
se conserva la esencia,
en nuestra imaginación,
de la reina del corazón.
O sea la MADRE querida.
Aquella que nos da vida
y nos brinda protección.

VI

Continua su recorrido,
el mañana de la vida,
cuando llega la partida;
Del amor que es más querido.
!La madre se nos ha ido… ¡
La mujer del amor fecundo,
Dejándonos en el mundo,
con un recuerdo inmortal,
debido al vacío fatal
Que duele en lo profundo.

VII

Se presenta el ocaso,
llevándose la dulzura,
y dejando la amargura,
por perder aquellos brazos...
El corazón se hace pedazos,
al volver al pasado,
la mujer amada se ha casado,
derrumbando otra ilusión,
dejando en el corazón
otro recuerdo grabado.

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