jueves, 21 de abril de 2011

La Isabel de Jorge



Huyendo del mundo pagano
Isabel buscaba soledad.
Su amado de amor en ebriedad
a besos la tomaba de la mano.
El canto del búho muy lejano
con el blanco cruz encendido;
Adornaban ese mundo dormido
que para ella parecía despierto.
Reía al gozar entre los muertos
sin pensar su vida en olvido...

Pero el tiempo inexorable
a este romance hiere.
Isabel viene y muere
y así comienza lo execrable.
En tono muy lamentable,
su amado, amado fiel;
regresa al lugar aquel
de grata recordaciones...
Y cambia las oraciones
por el grito de... ¡Isabel!

Con una tristeza profunda
y con su mente inquieta;
Decía como dice el poeta
cuando la tristeza abunda:.. ... ...
“A la luz de la tarde moribunda
recorro el olvidado cementerio,
y una dulce piedad mi pecho inunda
al pensar de la muerte en el misterio”.


Para el no era sacrilegio,
llegar hasta el sitio aquel
donde disfruto a granel
del amor que quiso tanto,
por eso iba al camposanto
con el grito de ... ¡Isabel!

Continuaba en su tristeza,
recordando ese pasado,
con un verso muy preciado
que se gravo en su cabeza: ... ... ...
“Y al oír el rumor en la maleza,
mi mente inquiere, de la sombra esclava,
si es rumor de la vida que ya empieza,
o rumor de la vida que se apaga”.


Aquel tierno enamorado
nunca se dio por vencido,
decía que su amor querido
aún lo sentía a su lado...
Este verso había pensado
simbolizando su amor fiel,
para así recordar él;
adorable tiempo vivido
que para el no se había ido
porque veía a su Isabel.

“Y el vacío que a mi vida hiere
lo consuelo cantando este verso.
No hay muerte, es vida el universo.
Los muertos no son muertos, nada muere...

Mis ojos asemejan un desierto,
el dolor las lagrimas han secado.
Esos ojos que la vida ha cerrado
para mi tienen vida, están abierto...

El material inerte es un despojo
después que la muerte es su manto.
El consuelo del que queda es el llanto
y el que se va otra luz tiene en sus ojos”.

Ante la triste decepción
por no tenerla a su lado,
entonces se vio obligado
a construir su habitación.
Halla dentro del panteón
que para el era su égida,
al frente de su querida
y su más brillante estrella...
Decía que era solo ella
La dueña de sus dos vida

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